Buenos Aires | Historia, cultura y naturaleza muy cerca
Pueblos de la provincia de Buenos Aires que disfrutan de la cercanía con el mar
General Alvarado mixtura la tranquilidad y el encanto de los poblados de tradición agrícola con la belleza marítima de sus playas. A pocos kilómetros de Miramar, ciudad cabecera y costera del partido, las pequeñas localidades esperan a los visitantes con sus historias, tradiciones y la hospitalidad de sus pobladores.
24.09.2021 14:17 | Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires |
Al igual que la gran mayoría de los pueblos bonaerenses, Comandante Nicanor Otamendi y Mechongué nacieron durante la última parte del siglo XIX y principios del XX, en torno a los ramales del ferrocarril que atravesaban las inmensas estancias con el propósito de transportar la producción agropecuaria hacia el puerto de la capital nacional.
Los terratenientes de la época cedieron varias hectáreas para la construcción de los edificios más importantes en la vida civil y social de los poblados.
Un museo con identidad rural bonaerense
“Otamendi”, como lo llaman sus habitantes, se fundó de manera oficial el 29 de mayo de 1911 cuando el Poder Ejecutivo aprobó el trazado urbano.
El proyecto poblacional fue impulsado por Balbina Josefina Otamendi, dueña de la estancia “Infierno”, donde en el sector norte se inauguró, el 24 de febrero de ese mismo año, la estación de Ferrocarriles del Sur. Desde ese momento con el arribo de trabajadores comenzó a gestarse el pueblo.
Su idea inicial fue llamarlo “Dionisia”, en honor a su madre, pero los funcionarios provinciales consideraron que no era el nombre apropiado y decidieron cambiarlo por el actual en homenaje al tío segundo de Balbina que se había enfrentado con los pueblos originarios.
Esta pequeña localidad fue declarada Capital Provincial de la Papa, por ser epicentro de la región papera, y todos los años se celebra la producción de esta hortaliza con una fiesta que ya se transformó en un clásico del lugar.
El pago se destaca por el ritmo apacible de sus calles, sus fachadas antiguas y los colores vibrantes de su arboleda.
Otro de sus principales atractivos es el Museo de la Vida Rural, ubicado en una de las salas del Centro Cultural Dima Spósito de Parodi cuyo edificio perteneció al hotel Sarmiento y es una construcción clave del patrimonio arquitectónico local.
Se creó en 2005 por iniciativa de los habitantes y depende de la Secretaría de Turismo, Cultura y Deportes municipal.
“Conserva cientos de piezas y su acervo se compone de material arqueológico, herramientas de trabajo, objetos de la vida cotidiana, fotografías, una importante colección de discos antiguos y documentos históricos entre otros” detalló Fernando Britez, director del Museo de la Vida Rural.
“Las piezas ingresan al museo como donación o a préstamo por parte de los vecinos del pueblo y de la zona rural. Además, cuando las circunstancias lo requieren, intervenimos en el rescate para evitar su pérdida o destrucción”, expresó.
En el acceso a la institución, un pintoresco patio con un aljibe recibe a quienes lo visitan y traslada a los turistas a experimentar un viaje a tiempos pasados.
El museo realiza visitas guiadas, virtuales y sincrónicas con instituciones escolares y educativas.
El pago lindo vecino a la playa
A más de 40 kilómetros de Comandante Nicanor Otamendi por la Ruta Provincial 88 se encuentra el pueblo turístico de Mechongué, también conocido como el “Pago lindo”.
Su nombre proviene del apodo que llevaba Mercedes, hija del estanciero Martín de Alzaga, quien impulsó la llegada del tren a esta región de tierras fértiles.
Los terratenientes de la época cedieron varias hectáreas para la construcción de los edificios más importantes en la vida civil y social de los poblados.
Un museo con identidad rural bonaerense
“Otamendi”, como lo llaman sus habitantes, se fundó de manera oficial el 29 de mayo de 1911 cuando el Poder Ejecutivo aprobó el trazado urbano.
El proyecto poblacional fue impulsado por Balbina Josefina Otamendi, dueña de la estancia “Infierno”, donde en el sector norte se inauguró, el 24 de febrero de ese mismo año, la estación de Ferrocarriles del Sur. Desde ese momento con el arribo de trabajadores comenzó a gestarse el pueblo.
Su idea inicial fue llamarlo “Dionisia”, en honor a su madre, pero los funcionarios provinciales consideraron que no era el nombre apropiado y decidieron cambiarlo por el actual en homenaje al tío segundo de Balbina que se había enfrentado con los pueblos originarios.
Esta pequeña localidad fue declarada Capital Provincial de la Papa, por ser epicentro de la región papera, y todos los años se celebra la producción de esta hortaliza con una fiesta que ya se transformó en un clásico del lugar.
El pago se destaca por el ritmo apacible de sus calles, sus fachadas antiguas y los colores vibrantes de su arboleda.
Otro de sus principales atractivos es el Museo de la Vida Rural, ubicado en una de las salas del Centro Cultural Dima Spósito de Parodi cuyo edificio perteneció al hotel Sarmiento y es una construcción clave del patrimonio arquitectónico local.
Se creó en 2005 por iniciativa de los habitantes y depende de la Secretaría de Turismo, Cultura y Deportes municipal.
“Conserva cientos de piezas y su acervo se compone de material arqueológico, herramientas de trabajo, objetos de la vida cotidiana, fotografías, una importante colección de discos antiguos y documentos históricos entre otros” detalló Fernando Britez, director del Museo de la Vida Rural.
“Las piezas ingresan al museo como donación o a préstamo por parte de los vecinos del pueblo y de la zona rural. Además, cuando las circunstancias lo requieren, intervenimos en el rescate para evitar su pérdida o destrucción”, expresó.
En el acceso a la institución, un pintoresco patio con un aljibe recibe a quienes lo visitan y traslada a los turistas a experimentar un viaje a tiempos pasados.
El museo realiza visitas guiadas, virtuales y sincrónicas con instituciones escolares y educativas.
El pago lindo vecino a la playa
A más de 40 kilómetros de Comandante Nicanor Otamendi por la Ruta Provincial 88 se encuentra el pueblo turístico de Mechongué, también conocido como el “Pago lindo”.
Su nombre proviene del apodo que llevaba Mercedes, hija del estanciero Martín de Alzaga, quien impulsó la llegada del tren a esta región de tierras fértiles.
La estación ferroviaria fue restaurada y conserva los colores originales. Allí los emprendedores locales exponen sus productos artesanales.
Sus atractivas calles y el típico paisaje campestre, lo transforman en el sitio indicado para quienes buscan serenidad y desconexión.
Los turistas también podrán recorrer la acogedora iglesia Nuestra Señora de Lourdes diseñada por el arquitecto Miguel Dellepiane y la gruta de la virgen homónima.
Mechongué fiel a su impronta rural celebra durante el mes de febrero la Fiesta Regional del Camionero y la del Agricultor.
Estos pueblos mágicos convierten a General Alvarado en el destino bonaerense ideal para tomarse un descanso y disfrutar de sus atractivos naturales y culturales en cualquier época del año.