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Burgos, una ciudad moderna, colmada de historia, que apuesta al turismo y la cultura

En la región de Castilla y León, el municipio de Burgos es el punto de encuentro de la historia, la leyenda y el arte; pero también ha sido siempre un gran centro de desarrollo, de comercio, de intercambio e interacción y de actividad humana.

15.01.2021 08:02 |  Turismo de Burgos -CITUR | 

Una ciudad cosmopolita con vocación universalista (no en vano fue uno de los centros comerciales más importantes de Europa), que ha sabido preservar su herencia histórica y cultural sin renunciar a la modernidad.
Burgos es una urbe moderna, pero sin agobios y sin prisas, cuajada de paseos, parques y jardines y en la que todavía reina la escala humana en la que fue concebida. Es un placer recorrer sus espacios verdes: los paseos de la Isla, el Espolón, la Quinta, el parque de Fuentes Blancas, que se articulan a lo largo del río que atraviesa la ciudad: el Arlanzón.
Actualmente Burgos se halla inmersa en un profundo proceso de transformación, tanto urbanística como turística y cultural. La modificación del trazado ferroviario, que ha dado lugar a la reordenación del tráfico en todo el centro urbano, junto a la creación de nuevas infraestructuras, como el Complejo de la Evolución Humana, obra del arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg, han supuesto un cambio decisivo en la fisonomía de la ciudad.
Burgos, que en la última década ha apostado fuerte por el turismo y la cultura, como lo demuestra el extraordinario crecimiento en la oferta de alojamientos y el considerable incremento de la oferta cultural, es hoy un referente internacional en el turismo de congresos e incentivos. A esto ha contribuido la apertura del Fórum Evolución, Palacio de Congresos y Auditorio, situado en el complejo de la Evolución Humana. 

Cinco lugares que no puedes dejar de visitar en Burgos

►La Catedral

La Catedral es el monumento más representativo de la ciudad. Obra cumbre del gótico, fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.
Si algo la caracteriza y distingue de otros templos catedralicios es la esbeltez que le otorgan sus agujas; dos joyas que Juan de Colonia empezó a levantar en el siglo XV. Para descubrir la Catedral en su conjunto y admirar sus portadas, es imprescindible recorrer su perímetro que transcurre entre la Plaza de Santa María, la calle de Fernán González, la Llana de Afuera y la plaza del Rey San Fernando.
Su construcción se inició en 1221, siguiendo patrones del gótico francés. En su origen, el templo respondía a una sencilla planta de cruz latina, con girola y tres naves, a la que posteriormente se fueron añadiendo capillas funerarias destinadas a enterramientos de eclesiásticos y personajes ilustres.
El interior del templo merece una visita detenida, pero si no se dispone del tiempo suficiente, hay tesoros que nadie debería perderse: la capilla de los Condestables, considerada una catedral dentro de la Catedral, obra de Simón de Colonia; la elegante Escalera Dorada, inspirada en el renacimiento italiano; la capilla de Santa Ana, cuyo retablo es una de las obras cumbres de la escultura tardogótica europea; o la tumba del Cid y de su esposa Jimena, que se encuentra en la nave central, a los pies del espectacular cimborrio.
Uno de los atractivos más populares, sobre todo para los más pequeños, es el Papamoscas, un curioso autómata que toca las campanadas cada hora mientras abre la boca.


MEH – Museo de la Evolución Humana

Los fósiles originales de los homínidos hallados en la Sierra de Atapuerca son, sin duda, el mayor atractivo del Museo de la Evolución Humana, una visita imprescindible para conocer las teorías más novedosas sobre el origen de nuestra especie. Este moderno espacio expositivo, obra del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, exhibe desde los restos del Homo antecessor, una especie cuya existencia se retrotrae a cerca de un millón de años, hasta los numerosos hallazgos del Homo heidelbergensis.
Las estrellas de esta exposición permanente son la pelvis Elvis, el cráneo del Homo heidelbergensis Miguelón, las reproducciones realistas de la Galería de los Homínidos y una réplica del Beagle, el bergantín en el que Darwin realizó su expedición a las Galápagos y que le condujo a formular la teoría de la evolución.
Este moderno complejo se ha convertido por méritos propios en uno de los espacios de referencia en todo lo relativo al fascinante mundo de los orígenes del hombre y la evolución. En su interior se muestra una amplia colección de los restos fósiles originales encontrados en el yacimiento arqueológico de la Sierra de Atapuerca.
Para aquellos que quieran profundizar aún más sobre este apasionante tema, el museo pone a disposición una visita guiada al mismo yacimiento arqueológico de Atapuerca, a 20 minutos de la ciudad y al Centro de Arqueología Experimental (CAREX) donde los visitantes podrán vivir una auténtica experiencia prehistórica en un poblado neolítico.

►Monasterio de Santa Maria Real de las Huelgas

Concebido como panteón real y retiro de las mujeres de la nobleza y la aristocracia, el Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas llegó a acumular un inmenso patrimonio y numerosos privilegios. Fue fundado por el rey Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantagenet en el siglo XII, pertenece a la Orden del Cister.
Si bien la arquitectura del monasterio es de estilo cisterciense, alterna elementos de diferentes estilos artísticos como el bonito claustro románico conocido como las Claustrillas o la capilla mudéjar de Santiago. Singular es también su colección de tejidos que se muestra en el Museo de Ricas Telas provenientes de los sepulcros del monasterio y magníficamente expuestos en lo que fuera el antiguo granero del monasterio. Además, en este museo se guarda el pendón de las Navas de Tolosa, el cual es sacado en procesión el día del «Curpillos».
Merece sin duda la pena acercarse a este singular monasterio y darse una vuelta por el barrio que lo circunda para recrearse en la tranquila atmósfera medieval que lo envuelve. Aunque esté un poco alejado del centro histórico, se puede llegar fácilmente hasta el monasterio caminando. Todas las visitas al monasterio son con visitas guiadas de una hora de duración aproximadamente.

►Cartuja de Miraflores
La Cartuja de Santa María de Miraflores es un monasterio situado en el entorno del parque de Fuentes Blancas, a unos cuatro kilómetros de distancia al este del centro de Burgos.
Rodeado de un frondoso bosque se levantaba un antiguo palacio de caza que más tarde el rey Juan II, convirtió en un monasterio de monjes cartujos. La reina Isabel la Católica lo transformó para trasladar allí los restos mortales de sus padres Juan II e Isabel de Portugal y de su hermano el infante Alfonso.
Ambos sepulcros forman uno de los conjuntos funerarios más curiosos y extraordinarios de la escultura gótica en Europa. A esto hay que añadir el magnífico retablo que preside la iglesia, obra de Gil de Siloé. Esta es una de las obras más representativas de la escultura gótica hispana, tanto por su originalidad en la composición como por su iconografía, calidad de la talla y policromía.
En la visita a la Cartuja también se puede ver una pequeña exposición con algunas de las piezas más importantes del monasterio, como la Anunciación de Pedro Berruguete o la Elevación de la Cruz de Joaquín Sorolla.

►Castillo y Miraflor
La ciudad de Burgos tiene su origen en el Castillo, situado en lo alto de un cerro. En el año 884 el conde Diego Porcelos funda la ciudad y este emplazamiento sirvió de puesto de vigilancia de los territorios cristianos.
La importancia del Castillo creció a la par que la de la ciudad hasta levantarse en su interior un fastuoso alcázar real. Fue especialmente relevante el asedio que sufrió durante la guerra de sucesión castellana, en la que los partidarios de la infanta Juana la Beltraneja resistieron durante varios meses las acometidas de las tropas defensoras del trono de Isabel la Católica.
Tras siglos de abandono e incendios, el Castillo vuelve a cobrar protagonismo y se transforma durante la Guerra de la Independencia adecuándose a la moderna artillería y a las nuevas tácticas de guerra. Su papel fue crucial cuando las tropas anglo-portuguesas al mando del Duque de Wellington atacaron el Castillo en 1812. Desgraciadamente, las tropas francesas pusieron fin a su ocupación en 1813 cuando volaron el arsenal del castillo. Tras una serie de intervenciones arqueológicas y de consolidación el castillo se ha convertido en una silueta que evoca las murallas y los cubos que tuvo antiguamente. El parque que lo rodea se ha transformado en un bosque reforestado convirtiéndolo en un magnífico espacio de esparcimiento a poca distancia del centro de la ciudad. Los muros del Castillo y el cercano mirador ofrecen excelentes vistas panorámicas de Burgos y de su Catedral.