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Brasil | Una de las principales vías terrestres de la región

Brasil en auto: desde Rio Grande do Sul a Natal por la BR-101

Pocos la llaman por su nombre original, porque a la Rodovia Governador Mário Covas todos la conocen como BR-101. Se trata de una de las principales vías terrestres de la región, que sube desde el arroyo Chuy -en la frontera con Uruguay- hasta las cálidas tierras de Rio Grande do Norte, con una extensión total de 4.772 kilómetros.  

04.10.2019 11:18 | 

La BR-101 suele ser la vía de acceso de quienes van a Brasil desde la Argentina, porque corre longitudinalmente por el territorio costero y es una vía ininterrumpida que ha sido ampliada en los últimos años en varios tramos. A continuación, cuatro escalas imperdibles, de sur a norte.

1) Sao José do Norte y Lagoa do Peixe (Rio Grande do Sul)
La BR 101 comienza en la pequeña ciudad histórica de Sao José do Norte, que fue escenario de la Revolución Farroupilha, una revuelta de líderes gaúchos contra el Imperio Portugués que se desarrolló entre 1835 y 1845. La ciudad preserva construcciones del siglo XIX e incluso más antiguas como São Miguel das Missões que data del siglo XVII, y está cercada por bellezas naturales como dunas, lagos y playas de mar abierto, muy apropiadas para la práctica de surf.

La Praia do Mar Grosso está a seis kilómetros del centro y es una de las favoritas de los surfistas que frecuentan la zona. Tiene solo dos restaurantes y no hay vendedores ambulantes, por eso en temporada baja conviene reservar para no quedarse sin comida durante el paseo; durante la semana la playa suele estar desierta y permite el avistaje de aves y animales marinos. En la playa se encuentra el Farol de Atalaia, construido en 1820 y el más antiguo de Rio Grande do Sul.

A un salto de balsa o por una ruta interna se llega al Parque Nacional da Lagoa do Peixe, una reserva ambiental que entre octubre y abril es el punto de paso de millares de aves migratorias y locales, cangrejos y animales silvestres de las haciendas cercanas. El parque es salvaje, requiere vehículos 4 × 4 para no atascarse, y está lejos de la estructura que se encuentra en los parques nacionales más célebres, pero cuenta con la ventaja del costo asequible de estar en un entorno único y la tranquilidad de visitar un lugar con pocos turistas.
+ Info: www.visitbrasil.com/es/destinos/sao-miguel-das-missoes.html
www.icmbio.gov.br/portal/visitacao1/unidades-abertas-a-visitacao/9362-parque-nacional-da-lagoa-do-peixe



2) Florianópolis (Santa Catarina)

A 676 kilómetros de Sao José do Norte está la popular isla de Florianópolis, capital del estado y favorita de los argentinos que viajan en auto a Brasil. Con uno de los mejores niveles de vida del país, Florida combina naturaleza, tradición y movida nocturna, lo que le convierte en un imán para todas las tribus viajeras. Imperdibles sus playas Barra da Lagoa, Brava, Mole, Joaquina, Ingleses y Jurerê Internacional, el puente Hercílio Cruz y la Lagoa da Conceição: de día, punto de encuentro para deportes acuáticos para principiantes y avanzados; a la noche punto de encuentro para comer y beber, ya que concentra la mayor parte de la vida nocturna con clubes, bares y restaurantes.

Uno de los mayores encantos de Floripa es la facilidad de cambiar de paisaje por su cercanía con media docena de localidades turísticas, con buena infraestructura y entornos naturales, que permiten sacarle provecho al paseo en auto. Un imperdible es su playa Lagoinha do Leste, considerada una de las cinco más lindas de todo Brasil. A 72 kilómetros por la BR-101 está Bombinhas, una ciudad con 40 playas habilitadas, naturaleza exuberante, senderos para caminatas y morros con miradores para disfrutar salidas y puestas de sol. La Reserva Biológica Marina do Arvoredo -justo entre los municipios de Florianópolis y Bombinhas- es un santuario natural al cual sólo se permite la entrada de 20 personas por día, pero cuya belleza y paz compensa el trámite.

A 82 kilómetros (por la BR 101 y en trecho de la SC-412) está Camboriú, y el disfrute comienza por la ruta que bordea el mar; un poco después (a 92 kilómetros de Florianópolis) está Garopaba, menos urbanizada que Camboriú, donde entre julio y noviembre abrevan las ballenas francas. Sus ensenadas, playas mansas y bravas -según el gusto-, dunas y patrimonio histórico ya darían para quedarse una semana. A 153 kilómetros de Florianópolis está la Capital Brasileña de la Cerveza, cuya Oktoberfest (la segunda mayor fiesta cervecera del mundo) se celebra este año del 9 al 27 de octubre, justo cuando el clima de verano ya se acerca el sur de Brasil.
+ Info: www.visitbrasil.com/es/experiencias/el-litoral-catarinense-mas-alla-de-florianopolis.html
http://turismo.sc.gov.br/es/atividade/islas/


3) Río de Janeiro y Niteroi
Más de 1.100 kilómetros de recorrido desde Florianópolis para llegar manejando a la capital carioca compensan el esfuerzo. En el camino -en el tramo final, entre Sao Paulo y Río- vale la pena detenerse en Mambucaba o Paraty: la primera ciudad es un refugio playero detenido en el tiempo, y la segunda una evocación del Brasil colonial con una mezcla ecléctica de tradición y confort contemporáneo. Río de Janeiro, siempre polémica y sorprendente, sigue siendo una de las ciudades más atractivas de América Latina, si bien para recorrerla en plan de turista quizá conviene dejar el auto en un garage y sólo sacarlo cuando haya que emprender viajes a localidades vecinas; para visitar el Pan de Azúcar, el Museu do Amanha, el Fuerte de Copacabana o despatarrarse en la playa de Leblón, mejor escapar del tránsito en ómnibus, bici o patineta eléctrica.

Para estar cerca de Río, pero sin su neurosis de ciudad grande, Niteroi es la escapada perfecta: cruzando el puente Río-Niteroi y adentrándose en la ciudad, un paso por el Museo de Arte Contemporáneo y luego por cualquiera de las mejores playas de la zona, entre las cuales destacan Itacoatiara, Praia do Sossego, Camboinhas, Piratininga y las de Adão e Eva. Las céntricas Praia de Boa Viagem y Praia Vermelha, sólo sirven para contemplar el paisaje, pero no para chapuzones, porque cargan con la contaminación de la Bahía de Guanabara. El cierre de cualquier jornada debe ser en el Parque de Cidade, con la mejor vista de los monumentos naturales de Río de Janeiro.
+ Info: www.visitbrasil.com/es/destinos/paraty.html


4) Natal
La capital de Rio Grande do Norte queda a más de 4.280 kilómetros del punto donde comienza la BR-101. El nordeste brasileño suele ser un objeto de deseo de los viajeros -que sobre todo llegan en avión, ante la magnitud de las distancias- pero un desafío para los audaces que aman viajar en auto. En la ciudad, moverse en auto es relativamente sencillo: desde El Barrio céntrico de Ponta Negra, con su concentración de hoteles, oferta gastronómica y de entretenimiento, hasta las playas más remotas. Al lado de Ponta Negra está el Parque das Dunas, un complejo de médanos arenosos cercado de una playa de cuatro kilómetros de extensión, pero playas es lo que no falta en Natal y sus alrededores.
Famosas por las imágenes de tours que pasean a los turistas entre las montañas de arena, es bueno recordar que no todos los recorridos en las dunas son apropiados para ir con niños.

Imperdibles son la Praia do Forte, aledaña al Forte dos Reis Magos, un enclave de protección de la ciudad que data de la época colonial y los mercados de artesanías Shopping do Artesanato Popular y el Centro de Turismo, en el medio de lo que fue una antigua cárcel. Para quienes entran desde el sur por la BR-101 se encontrarán pronto por la ruta con la Bahía Formosa, el punto inicial de un litoral cercado de mata atlántica, acantilados y dunas. Por esa vía, mientras más lejos del centro urbano, mejor serán las playas, aunque algunas son pedregosas, y valen más por la vista, pero hay para elegir: Natal tiene 400 kilómetros de playas.

+ Info: www.visitbrasil.com/es/destinos/natal.html
www.visitbrasil.com/es/blog/ven-a-disfrutar-de-las-innumerables-playas-de-natal.html