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Litoral | una propuesta de desarrollo turístico, científico, educativo y social

Viajes al interior del Paraná visitando el nuevo Acuario

El nuevo acuario de Rosario sorprende como una mega obra que aborda integralmente la biodiversidad del delta del Paraná. El recorrido abarca un parque autóctono, un centro de investigación de vanguardia y diez peceras gigantes para asomarse a la vida de uno de los ríos más caudalosos de Sudamérica. 

23.02.2018 15:08 |  Ente de Turismo Rosario | 

Sobre la costa norte rosarina, la imponente infraestructura en tres niveles del Acuario del Paraná se erige como el mayor centro del país dedicado a investigar, conservar y dar a conocer la biodiversidad de uno de los ríos más caudalosos de Sudamérica.

La realización de la obra llevó más de 5 años y su costo rondó los 200 millones de pesos. El resultado fue la puesta en marcha del Laboratorio Mixto de Biotecnología Acuática (LMBA) y las áreas específicas de investigación en planta baja, 10 grandes peceras y juegos didácticos interactivos en el primer piso, y una zona de bar con terraza en el segundo piso, desde donde puede disfrutarse una amplia vista del Parque Autóctono -diseñado como parte del complejo-, el río y el horizonte isleño.

Lo ambicioso del proyecto está en sintonía con los desafíos planteados: conocer y divulgar el ecosistema de uno de los deltas más grandes del mundo, un reservorio de biodiversidad único que brinda alimento, refugio y sitios de reproducción a unas 240 especies de peces, de las cuales casi un centenar puede verse nadando hoy en el Acuario.

Más allá de su magnitud, esta obra es única además por integrar en una misma propuesta el desarrollo turístico, científico, educativo e incluso social, ya que se ha trabajado desde el inicio con pescadores artesanales que aportaron sus conocimientos y hoy cuentan con un muelle en el predio, integrándose a un trabajo colaborativo en constante crecimiento.

Vale agregar, tal como señaló el gobernador santafesino Miguel Lifschitz al inaugurar la obra, que el acuario “será muy importante en la conservación del ecosistema y de las especies, porque todo el conocimiento que aquí se produce se va a volcar en normativas y recomendaciones para todos aquellos que conviven con el río, con las islas y con todo el sistema de humedales”.

Visitas guiadas
El ingreso se realiza únicamente con visitas guiadas para grupos de hasta 25 personas, en recorridos que además de entretener y sorprender están orientados a crear conciencia sobre el cuidado del ecosistema del Paraná. Es posible conocer todo el edificio, no sólo la sala de las peceras sino también los espacios de investigación y producción ictícola.

La visita dura alrededor de dos horas. Comienza en el Parque Autóctono, el espacio público que bordea el río con una pequeña laguna y una forestación que invita a descubrir los principales ambientes naturales del humedal litoraleño.
Después se ingresa al edificio para apreciar el Laboratorio, que cuenta con equipamiento de última generación y es el más grande del país especializado en peces de agua dulce. Tras los vidriados se observa a los investigadores de la Universidad Nacional de Rosario y del Conicet, que trabajan en estudios sobre el ecosistema del Paraná y la genética y genómica de sus peces. También hay salas dedicadas a la reproducción controlada de algunas especies.
Subiendo al primer piso sorprende la Sala de Acuarios, sin duda el gran atractivo del complejo. En 1.000 metros cuadrados de superficie casi un centenar de especies habita en 10 peceras gigantes, entre las que se destacan dos tubos cilíndricos con algunos de los peces más grandes. Las peceras fueron realizadas especialmente en acrílico de hasta 10 centímetros de espesor y contienen en total unos 250.000 litros de agua.
El recorrido ha sido planteado de manera de reflejar la biodiversidad del delta, por lo que cada pecera representa un ambiente diferente: se aprecian las características y las especies que predominan en una laguna, un arroyo en su parte baja, media o profunda, un bañado, un madrejón, en el canal profundo, etc.
Por ejemplo, en la pecera que representa las lagunas hay unas 30 especies, entre las que llaman la atención los lenguados, mimetizados entre la arena con sus pequeños ojos levantados mientras esperan la aparición de alguna presa desprevenida… Es uno de los tantos peces que los guías invitan a descubrir. El recorrido va llevando desde las veloces y voraces palometas hasta el ondulante vuelo de las rayas, pasando por las brillantes lisas -uno de los bocados predilectos de los dorados-, las variedades típicas de mojarra o la extraña vieja del agua, que está recubierta por placas y representa un estado evolutivo anterior al desarrollo de escamas.
En total se pueden observar más de 90 especies, entre las que se cuentan, por mencionar algunas: dientudo, pacú, sábalo, dorado, pejerrey, mojarra, lisa, pacú reloj, vieja del agua, amarillo, moncholo, armado, apretador, torito, san pedro grande, sietecolores, trompudo, virolo, ipiau, madrecita autóctona…
En la Sala de Acuarios también es importante la presencia de diferentes dispositivos tecnológicos y juegos interactivos en 3D, que transforman la visita en una nueva experiencia sensorial y aportan muchísima información con imágenes, videos y detalles sobre la vida en el delta.
Vale agregar que un complejo y moderno “sistema de vida” -diseñado especialmente para el Acuario- se encuentra en funcionamiento las 24 horas para el mantenimiento, filtrado y control de temperaturas del agua de cada hábitat en particular. La limpieza de las peceras está a cargo de 5 buzos capacitados para esta tarea.

El acuario en la historia
Creado en 1940 bajo el nombre Estación Hidrobiológica del Paraná, con el fin de monitorear la fauna ictícola local, el Acuario de Rosario se convirtió en poco tiempo en una fuente de información e investigación de referencia a nivel nacional. Pero pasando mediados de siglo la actividad comenzó a decaer hasta llegar a un estado de cuasi abandono por falta de recursos. Recién en 2009 comenzó a desarrollarse la idea de renovarlo como un proyecto integral de investigación, desarrollo y educación.
“Hoy estamos volviendo a revisar mucho de lo que se escribió en la década del 40”, comentó Alexis Grimberg, subdirector del Acuario, indicando que además se ha comenzado a recopilar mucha información nueva desde antes de la apertura, durante el proceso de cuarentena de los peces.
Por su parte la ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Santa Fe, Erica Hynes, también aportó una perspectiva histórica puntualizando que “este proyecto es un puente entre dos siglos desde un paradigma nuevo orientado al conocimiento y la conservación”.